matemáticas recreativas

lunes, 10 de junio de 2013

LA EDUCACIÓN PROHIBIDA: UN ESTUDIO SOBRE LAS NUEVAS TENDENCIAS PEDAGÓGICAS. UNA CRÍTICA A LA ESCUELA TRADICIONAL Y UN LLAMADO A REEVALUAR EL "¿QUE BUSCAMOS CON LA EDUCACIÓN QUE SE IMPARTE EN LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS?"
Película recomendada para todos aquellos que no ven la relación de las matemáticas con la vida cotidiana.

lunes, 20 de mayo de 2013

¿un dolor de cabeza o una aventura?



Sentados sobre la alfombra con las piernas cruzadas, Alicia y Charlie se deslizaban por la suave pendiente. Era como ir en trineo, pero con trigo en vez de nieve.
-¿Cómo sabemos adónde vamos? – Preguntó la niña
- No lo sabemos, pero da igual. Esto es, en realidad, un gran montón de trigo, y como siempre vamos cuesta abajo (ya que, como sabes, es imposible deslizarse cuesta arriba), acabaremos saliendo del montón.
Efectivamente, poco después llegaron a un extraño bosque cuyos árboles, sin hojas y con las ramas hacia arriba, más bien parecían caprichosos candelabros de distintas alturas y número de brazos. Algunos no medían más de dos metros, y otros eran altísimos, con varios niveles de brazos que se ramificaban de manera curiosamente homogénea. El extremo de cada rama de la copa estaba rematado por una bola tan negra como el resto del árbol.
-Tengo la sensación de que estos árboles significan algo – dijo Alicia, levantándose de la alfombra -, pero no caigo…

-Así es -  dijo Charlie-. Estos árboles representan los números. La cantidad de bolas de cada árbol indica el número al que corresponde. Aquí está el 1, en el que la única rama se confunde con el tronco; por eso es un número tan singular. Y el dos, cuyo tronco, naturalmente, se bifurca en dos ramas. Y el 5, que parece una mano abierta…

-¿Y por qué el 10 tiene primero dos ramas que salen del tronco y luego de cada una salen cinco más? – preguntó Alicia. 
-Verás, cada árbol tiende a ser lo más alto posible, pero siguiendo siempre esta sencilla regla: todas las ramas tienen que subdividirse en el mismo número de ramas en el nivel siguiente.
-Por eso, en el 10, las dos ramas del primer se dividen en cinco ramas cada una den el piso siguiente.
-Exacto. Y por eso los números primos, como el 2 y el 5, o el 17, que están al lado del 10 sólo tienen un “piso”, como tú los llamas.
-¿Y por qué están en desorden? En la primera fila, el 1, el 2, el 5, el 10, el 17…En la segunda, el 4, el 3, el 6, el 11…
-No están en desorden – replicó Charlie, sacando su lápiz y un cuaderno de bolsillo y escribiendo en él una serie de números-.  Siguen esta disposición…

1          2          5          10        17        26        37       
4          3          6          11         18        27        38
9          8          7          12        19        28        …     (Esquema de los cuadrados)
16        15        14        13        20        29
25        24        23        22        21        30
36        35        34        33        32        31
-¡Pues que disposición tan rara!- comentó Alicia.
-Sólo en apariencia. Si te fijas, los números sucesivos van formando cuadrados cada vez más grandes – señaló Charlie, y enmarcó varios grupos de números.
1          2          5
4          3          6
9          8          7
-Ah, ya lo veo.
-Por eso la primera columna es la serie de los cuadrados perfectos: 1, 4, 9, 16, 25, 36,…
A medida que se adentraban en el bosque, los árboles crecían en tamaño y altura.
-¿Sabemos adónde vamos?- preguntó entonces Alicia.
Alguien dijo que un matemático es un hombre perdido en un bosque de números- contestó Charlie soñador.
-¿Y por qué no una mujer? – replicó Alicia, que de vez en cuando planteaba reivindicaciones feministas.
-Porque entonces no sería un matemático, sino una matemática. Pero sí, tienes razón, la frase también vale para ti en este momento.
-¿Acabamos de entrar y ya estamos perdidos?
-Es sólo una forma de hablar. En realidad, entre los números es difícil perderse, porque suelen seguir algún tipo de pauta. Ahora, por ejemplo, nos interesa cruzar el bosque en diagonal, y para ello sólo tenemos que seguir la serie 1, 4, 7, 13, 21, 31… - dijo Charlie, señalando con su lápiz la diagonal del cuadrado de números que acababa de componer en su cuaderno.
-¿Y tenemos que continuar haciendo cuadrados cada vez más grandes para averiguar los números siguientes?
- No ha falta. Si te fijas, la serie sigue una pauta sencilla: 3 es 1+ 2, 7 es 3+4, 13 es 7+6, 21 es 13+8…
-¡Ya lo veo! Cada vez se suma dos más al número anterior: 31 es 21+10, luego el siguiente será 31+12, o sea, 43 – dedujo Alicia.
-Exacto. Así que para estar seguros de cruzar el bosque en diagonal, sólo tenemos que ir comprobando de vez en cuando que pasamos junto a los árboles de esa serie.
-Sí, pero los números se hacen cada vez mayores y es una lata tener que contar tantas bolas.  
(Fragmento)
Carlo Frabetti[1]

[1] Tomado de: “Malditas matemáticas, Alicia en el País de los Números”. Bogotá: Alfaguara, 2001. P. 74 -78.

Reflexión

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